Partamos del principio universal “No hay salud sin salud mental”.
Pero ¿Qué es la salud mental? Es común encontrar en las encuestas nacionales de salud mental diversidad de respuestas como: tener una buena salud física, comer, dormir y descansar.
Otros resultados son: sentirse bien y estar en paz con uno mismo, superar las dificultades, salir adelante y por último no preocuparse, no estresarse, no sufrir.
Lo llamativo de estas respuestas consisten en que la mayoría de las personas conciben la salud mental como un aspecto individual y no como algo que tiene que ver con las relaciones interpersonales.
Sabemos que cuando una persona busca ayuda debido a una crisis en la que su salud mental está comprometida, a menudo también está involucrada una dimensión interpersonal, es decir, su relación con los demás. Lo interpersonal siempre implica la presencia del otro, y es precisamente por ese «otro» que surge el sufrimiento: por las palabras hirientes, los gestos despectivos, las promesas incumplidas, los rechazos o las ausencias. Estas experiencias generan un dolor profundo que afecta el bienestar emocional de la persona.
O en otro sentido, menos frecuente en la consulta clínica, es quien hace sufrir a los otros, la persona que consulta aterrada de sus propias actitudes con los demás. De este modo, se permite deducir que en general la salud mental no solo puede ser entendida por sus efectos, sino por las relaciones que se han tejido con las otras personas.
Del mismo modo, así como los vínculos pueden llevar a una afectación de la salud mental de la persona, hay otros que ayudan a construir una vida más saludable anímicamente. En psicología consideramos esenciales las redes de apoyo para un proceso de tratamiento o recuperación, ya que existen vínculos y personas “vitamina” que recargan el ser y ayudan a soportar las adversidades. Por ende, una red de apoyo en psicología se refiere a un conjunto de personas, grupos o recursos que brindan asistencia emocional, social, práctica y, en algunos casos, económica a un individuo que atraviesa una situación difícil o necesita apoyo para su bienestar mental y emocional. Estas redes son fundamentales para ayudar a las personas a superar crisis, afrontar problemas psicológicos o enfrentar desafíos en su vida diaria.
Pregúntate ¿Qué clase de personas te rodean? ¿Los otros mejoran si están contigo?


